La lectura de la Sagrada Escritura
conduce a la oración y a la meditación y nos pone en la presencia de Dios.
Es un medio privilegiado para acceder a una auténtica vida cristiana, para
conocer y amar a Dios. Y la perseverancia en la oración es la puerta que
nos abre el Reino de los Cielos; por ella y solo por ella recibimos todos
los bienes que “ni ojo vio, ni oído oyó, ni llegó al corazón del hombre, eso
preparó Dios para los que le aman (I cor. 2, 9). La oración es la fuente de la auténtica felicidad,
pues quien la practica no dejará de “gustar y ver qué bueno es el Señor” y
encontrará el agua viva prometida por Jesús: “Quien beba del agua que yo le
daré, no tendrá sed jamás (Jn 4, 14) Pedid y se os dará; buscad y hallaréis;
llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca halla
y al que llama se le abre. El Señor nos llama a una vida de oración porque
es fuente de infinidad de bienes y porque la oración nos transforma íntimamente,
nos santifica, nos sana, nos permite conocer y amar a Dios, nos hace fervorosos
y generosos en el amor al prójimo. Y estando atentos a Dios aprenderemos
a estar atentos a los demás. Y la efusión del Espíritu Santo es un encuentro
luminoso y conmovedor con Dios. Decía San Agustín. “Leedla porque es más dulce
que la miel y más nutritiva que cualquier otro alimento”. Desde el curso pasado
nos reunimos en un grupo, animado y coordinado por el párroco D. Andrés Román,
para leer la Biblia. Grupo de unas quince personas aproximadamente que, mes
a mes, seguimos reuniéndonos en la casa de la iglesia para leer, meditar,
reflexionar y comentar la Santa Biblia. Ésta ha sido la actividad que nos
ha acercado a la Palabra de Dios, no para leerla como se lee un libro cualquiera,
sino con actitud reverente como recibimos la Eucaristía, porque la Biblia
es Palabra de Dios escrita, mientras que la Eucaristía es Palabra de Dios
encarnada. Son los soportes imprescindibles de la vida cristiana. La Eucaristía
es el alimento del alma y la Biblia es la luz de la mente. La Biblia es la Palabra de nuestro Dios y, desde
el Génesis al Apocalipsis, es el libro fundamental de los Derechos humanos. Su fin último es establecer
la normativa por la que deben regirse las relaciones del hombre con Dios
y la relaciones mutuas de todos los hombres y de todos los pueblos: relaciones
de amor y de solidaridad. El Antiguo Testamento prepara para recibir a
Jesucristo, que es la figura central de la Biblia. Los dos Testamentos tienen
en Él explicación cumplida. Decía San Jerónimo que conocer las Escrituras
es conocer a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. El Nuevo Testamento
es la Buena Nueva de la llegada del Señor, la encarnación y Redención. Jesús
vino a liberarnos y a darnos ejemplo de Vida, a establecer en el mundo el
Reino de Dios, el de la libertad, el amor fraterno y la justicia social. La Biblia es el Libro de la Vida y puede ser
libro de lectura diaria y su lectura puede hacerse con humildad y con respeto,
bajo la acción del Espíritu Santo, que es la fuerza inspiradora de la Biblia
y que sigue actuando para darnos a conocer la plenitud de la verdad bíblica. Setenta y tres libros, inspirados por el Espíritu
Santo. que encierran el mensaje de la Salvación; escrita enhebreo, arameo
y griego recogen las dos alianzas de Dios con el hombre. Hacia el año 1200
antes de Jesucristo, Dios sella con el pueblo judío, por medio de Moisés,
el primer pacto (antigua alianza). Los 46 libros del Antiguo Testamento cuentan
la historia delpueblo judío, cómo y cuando vivió de acuerdo con Ley mosáica
y cómo y cuándo la transgredía y las vonveniencias que de su cumplimiento
o incumplimiento se derivaban. Con Jesucristo se produjo la nueva y definitiva
alianza que suplanta a la anterior y está recogida en los veintisiete libros
del Nuevo Testamento. Jesucristo es la figura central de la biblia.
Los dos testamentos tienen en él explicación cumplida. Decía San Jerónimo
que "ignorar las escrituras es ignorar a Jesucristo", o dicho positivamente
"conocer las escrituras es conocer a Jesucristo",que es el Camino, la Verdad
y la Vida. Para ayudarnos a encontrar mejor el Camino, para alcanzar la Verdad
y para conseguir la Vida nos hemos reunido en la Casa de la Iglesia, desde
el mes de febrero hasta el mes de junio, con la biblia entre las manos y hemos
leído cómo nos habla de Dios. Del Dios que hace una alianza con el hombre,
que promete una tierra de bendición, que nos libera y protege, que nos ama
con ternura y que cambia nuestro corazón para que amemos, seamos libres yvivamos
en fraternidad. Porque la Biblia nos habla de Dios y de hombres. De hombres
que aman, que gozan y se alegran, que gritan y sufren, que están llenos de
contradicciones, pero que por encima de todo sienten la necesidad de ser
liberados. El A. T. prepara para recibir a Jesús. El nuevo
es la buena Nueva de la llegada del Señor, la Encarnación y Redención. Jesús
vinoa liberarnos y a darnos ejemplo de vida, a establecer en el mundo el Reino
de Dios, el de la libertad, el amor fraterno y la justicia social. Desde
el Génesis al Apocalipsis, la Biblia es el libro fundamental de los Derechos
Humanos. Y así la estamos leyendo, con actitud de defensa y respeto de los
Derechos Humanos y conscientes de que está escrita no sólo para creer en
ella, sino para vivirla y para encarnarla en las realidades y situaciones
individuales, porque el fin último de la biblia es establecer la normativa
por la que deben regirse las relaciones del hombre con Dios y las relaciones
mutuas de todos los hombres y de todos los pueblos: relaciones de amor y de
solidadridad. En junio tuvimos la última reunión y acodamos
continuar con la lectura en octubre. Para los meses de julio y agosto, siempre
orientados y dirigidos por D. Andrés Román, acordamos también abrir la iglesia
de Santa María, de once a una del mediodía, todos los sábados, con objeto
de que pudieran acudir a la iglesia aquellas personas que lo desearan para
hacer una visita al Santísimo y rezar una oración. Así se ha venido haciendo
desde el sábado cinco de julio hasta el sábado treinta de agosto. La oración es la puerta que nos abre el Reino
de los cielos; por ella y solo por ella recibimos todos los bienes, es la
fuente de la auténtica felicidad y quien la practica no dejará de gusta y
ver qué bueno es el Señor y encontrará el agua viva prometida por Jesús. Pedid
y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque el que pide
recibe, el que busca halla y al que llama se le abre.